Los ejércitos y los cuerpos de seguridad de todo el mundo utilizan una munición especial para la equipación de sus armas. Atendiendo a los tratados internacionales existentes, en el campo de batalla sólo pueden utilizarse proyectiles con balas endurecidas, totalmente revestidas de latón y completamente rellenas de plomo. Esta decisión se adoptó en la Convención de la Haya de 1899 con el objetivo de prohibir a las tropas británicas que continuaran utilizando balas con punta hueca para combatir en sus colonias (sobre todo en India). Estas balas se construían en la fábrica “Dum-dum” de Calcuta y eran empleadas por los británicos por su mayor poder de parada.
Por tanto, a día de hoy, en el campo de batalla sólo pueden emplearse un tipo de proyectiles con estructura alargada y punta cónica que reciben el nombre de Full Metal Jacket (FMJ). El objetivo de esta munición es atravesar el cuerpo del soldado abatido. Es la particular “ética” de la guerra, que no ve con buenos ojos la utilización de balas con punta blanda por su alto poder destructivo. Además, el empleo de la munición FMJ también presenta un notable componente psicológico, ya que en la moral del enemigo pesa más un soldado herido que un soldado muerto. Por otro lado, a nivel de infraestructuras también resulta más complejo atender a un militar herido, ya que requiere ser transportado a un hospital de campaña donde ser tratado, y eso presenta un coste (humano y económico) superior al de un soldado muerto.
Las dos guerras mundiales acontecidas durante el siglo XX marcaron un antes y un después en la munición militar. Estos dos conflictos bélicos consiguieron elevar a la categoría de leyenda a un amplio número de calibres. En este sentido, prácticamente cada uno de los ejércitos combatientes se decantó por un tipo de munición. Así, los británicos optaron por el calibre .303 para su rifle Lee-Enfield. Los estadounidenses se decantaron por el .30-06 de su M1 Garand, mientras que los alemanes apostaron por el 8mm y los rusos utilizaron el 7,62x54Rmm. En todos los casos, con mayor o menor acierto, los ejércitos prefirieron disparar con calibres superiores a los 7mm, una tendencia que se ha revertido en los últimos años. En este sentido, parece que actualmente las Fuerzas Armadas de los distintos países optan por equipar sus armas con calibres más pequeños, fundamentalmente por tres motivos: primero por una cuestión de logística, ya que los cartuchos más pequeños resultan más sencillos de transportar. La segunda cuestión tiene que ver con el coste económico, menor en los calibres actuales, y en tercer lugar, por la expansión de los fusiles de asalto automáticos, que requieren calibres menores con poco retroceso.
Uno de los calibres militares más populares es el 5,56x45mm OTAN (también .223 Remington), utilizado por los archiconocidos M16 estadounidenses. Su “lado opuesto” en el campo de batalla es el 7,62x39mm que emplea el AK47 ruso. Estas dos municiones han marcado gran parte de los conflictos bélicos más importantes de todo el siglo XX y todavía hoy se continúan utilizando.
Dentro del terreno militar existe un tipo de munición especializada en superar superficies blindadas. Conocido como Armor Piercing (AP), este proyectil cuenta con una morfología similar a la del FMJ. La diferencia entre ambas balas se encuentra en su interior, ya que la AP se rellena con un núcleo de acero endurecido que facilita la perforación del blindaje. Del mismo modo, los soldados también tienen a su disposición unas balas especiales de gran calibre, denominadas incendiarias o explosivas, que se utilizan para destruir fábricas o depósitos de combustible del ejército enemigo.
Otro tipo de munición militar especializada son las balas HE (High Explosive), que llevan el elemento detonante en la punta de la bala. De esta forma, justo en el momento en que la bala impacta contra el objetivo se produce una gran explosión. Dentro de la munición militar también destacan los proyectiles antipersona. Estas balas están recubiertas de pequeñas bolas de acero que saltan hacia todas las direcciones justo en el momento del impacto. Se utilizan principalmente en ataques contra unidades de infantería.
Las balas trazadoras también desempeñan un papel fundamental dentro de la munición militar. Se trata de un proyectil similar al habitual con la diferencia de que incorpora una sustancia luminosa en su parte trasera. Esta sustancia va dejando una estela luminosa que orienta al soldado en sus siguientes disparos. Su utilización queda reservada a las ametralladoras, ya que su objetivo principal es corregir las posibles desviaciones en el tiro.
La munición militar especializada se completa con las balas de demolición y los proyectiles antitanques. Gracias a su envoltura de acero endurecido, las balas de demolición penetran en el interior de los muros de hormigón o de los bunkers y una vez dentro explotan. Por su parte, los proyectiles antitanques, entre los que figuran los potentes APFSDS (Armor Piercing Fin Stabilized Discording Sabot) y HEAT (High Explosive Anti Tank), permiten perforar la estructura blindada de un carro de combate e incluso detonar en su interior.